Yayoi Kusama

Mircoles 30 agosto 2023

Yayoi Kusama, la revolucionaria reina de los lunares, en Bilbao


Retrato de Yayoi Kusama. Cortesía de Ota Fine Arts, Victoria Miro y David Zwirner © YAYOI KUSAMA. Foto: Yusuke Miyazaki.

Se la considera una leyenda viva, una revolucionaria que ha destacado en múltiples movimientos artísticos desde los años 60 hasta la actualidad, una artista visual admirada capaz de conectar el arte con la moda a través de sus universos singulares, plagados de geometrías. O más bien lunares, su rasgo más identificativo. Yayoi Kusama (Matsumoto, Nagano, 1929), sí la de carne y hueso -y no la figura robótica hiperrealista que le hizo Louis Vuitton en su última colaboración con la marca- es la absoluta protagonista de una de las exposiciones más visitadas en el Museo Guggenheim de Bilbao. Convertida en verdadero icono cultural a nivel global, en las últimas siete décadas, Yayoi Kusama se ha consagrado a su visión vanguardista con convicción, perfeccionando su visión estética, que es fiel reflejo de su filosofía vital. Como acostumbra a decir la propia artista: “¿Qué significa vivir una vida? Me pierdo en este pensamiento cada vez que creo una obra de arte”.

Esta exposición va más allá de una simple trayectoria. Busca centrarse en las cuestiones existenciales que impulsan las exploraciones creativas de la artista y escritora japonesa. A través de sus pinturas, dibujos, esculturas, instalaciones y material documental sobre sus performances, la muestra ofrece un análisis en profundidad de su práctica, desde los primeros dibujos que realizó siendo adolescente durante la Segunda Guerra Mundial hasta sus últimas instalaciones inmersivas con espejos.

Organizada siguiendo criterios cronológicos y temáticos, Yayoi Kusama: desde 1945 hasta hoy aborda los seis temas clave que atraviesan la vida de la artista: ‘Infinito’, ‘Acumulación’, ‘Conectividad radical’, ‘Lo biocósmico’, ‘Muerte’ y ‘La energía de la vida’. Estos temas interrelacionados aparecen y evolucionan dentro del universo obsesivo de Kusama, quien lleva décadas agitando la escena artística y la sociedad para favorecer la “sanación de toda la humanidad”.


Yayoi Kusama. Sala de espejos del infinito – Un deseo de felicidad humana llamando desde más allá del Universo (Infinity Mirrored Room – A Wish for Human Happiness Calling from Beyond the Universe, 2020. Espejos, madera, sistema de iluminación LED, metal, panel acrílico. 293,7 × 417 × 417 cm. ©YAYOI KUSAMA. Cortesía de Ota Fine Arts.

Algunas claves para entender a Yayoi Kusama

Autoretrato

El trabajo de Kusama se fundamenta en la auto-afirmación, la auto-destrucción, la auto-promoción, la auto-invención, lo auto-referencial y el autorretrato, incluso en aquellas creaciones donde la representación de su propia imagen resulta menos explícita. Esta sala reúne algunas de las pinturas y dibujos realizados por Kusama dentro del género del autorretrato, que ocupa un lugar destacado en su producción.

Esta sección comienza con Autorretrato (1950), un cuadro oscuro donde un girasol de un tono rosa carne flota sobre una boca humana, y es una de las primeras obras que recibió ese título; preside el espacio su Retrato (2015), en el que Kusama dispone algunos de sus característicos motivos —lunares, calabazas, redes y formas tentaculares— en una composición construida como un collage y dominada por una hierática figura.

Infinito

Kusama creció en un vivero de semillas rodeada de inmensos campos de flores. Sin embargo, en 1957 mientras sobrevolaba el Pacífico durante su primer vuelo a EE. UU., la visión del océano le inspiró sus bien conocidas pinturas de Redes de infinito. En esta serie, los lienzos están totalmente cubiertos, de manera obsesiva, de minúsculos arcos pintados en un rápido gesto, creando un patrón expresionista de redes y puntos interconectados. La pincelada libre contrasta con la reiteración del motivo, que impide identificar el inicio y el fin de este universo sin jerarquías, cuyas dimensiones fueron ampliándose dentro de la producción de Kusama hasta lograr que el público se viera inmerso en la infinitud de sus instalaciones.

Acumulación

En el arte de Kusama, el concepto de acumulación no es simplemente una tendencia obsesiva y compulsiva, ni un deseo innato de reiteración, sino que puede interpretarse como un afán de expansión impulsado por la necesidad de la artista de ampliar su visión creativa.

Tras crear las’ Redes de infinito’, Kusama desarrolló ‘Acumulación’, una serie de collages realizados con fragmentos reutilizados de papel y esculturas blandas de formas reiterativas. En estas piezas, un objeto cotidiano, como una silla, queda transformado al acumular sobre él gran cantidad de formas fálicas y tubulares de tela rellena y cosida, que hacen desaparecer el propio objeto y su función. Poco a poco, el deseo compulsivo de multiplicar estas formas blandas llevó a Kusama a expandir su visión a las habitaciones de espejos del infinito, que comenzó en 1965, y a las telas plateadas o estampadas que realiza durante los años setenta y ochenta, como ‘Acumulación de manos’, donde un sofá y unas sillas están cubiertos de cientos de guantes plateados.


Yayoi Kusama. Auto-obliteración (Self-Obliteration), 1966–1974. Pintura sobre maniquíes, mesa, sillas, pelucas, bolso, tazas, platos, cenicero, jarra, plantas de plástico, flores de plástico, frutas de plástico. Dimensiones variables. M+, Hong Kong. © YAYOI KUSAMA

Conectividad radical

A finales de la década de 1960, la lucha en favor de los derechos civiles y contra la guerra de Vietnam genera una atmósfera de contracultura en la que Kusama desarrolla una práctica centrada en la acción pública y la performance. La artista denuncia los estereotipos de raza y género, critica la política belicista estadounidense y atrae la atención de los medios con sus provocadores happenings, especialmente los protagonizados por cuerpos desnudos cubiertos con lunares, que son actos de “auto-obliteración”.

Este es un concepto fundamental en la filosofía de Kusama, que representa la liberación del yo como forma de sanación grupal y que conecta profundamente a las personas, especialmente quienes viven en los márgenes de la sociedad. La artista japonesa recurre al poder de los medios para difundir su filosofía e intensificar su visibilidad y notoriedad.

Biocósmico

¿De dónde nace su obsesión por los lunares? Yayoi Kusama nos da la respuesta: “Nuestra tierra es solo un lunar entre los millones de estrellas del cosmos. Los lunares son un camino al infinito. Borramos la naturaleza y nuestros cuerpos con lunares, nos integramos en la unidad de nuestro entorno.”

Su infancia cerca del vivero de plantas de su familia hizo que la artista japonesa sintiera un profundo vínculo con la vida orgánica, que la artista considera que está conectada con la dimensión y el espacio del cosmos. ‘Lo Biocósmico’ expresa su creencia de que lo terrenal y lo celestial son lo mismo. De niña comienza a observar la anatomía de las plantas, sus ciclos de vida y la unión entre el cielo y la tierra. Tal vez la imagen de lo biocósmico más constante en su obra sea la de sus distintivas calabazas, de superficies caprichosamente onduladas y moteadas, que Kusama identifica con un espíritu vegetal benévolo y como reflejo de su propia alma. Su postura respecto a la naturaleza ilustra cómo Kusama expresa su alienación del mundo y su necesidad expansiva de entrar en comunión con el cosmos.


Yayoi Kusama. Calabazas (Pumpkins), 1998–2000. Técnica mixta. 6 piezas, dimensiones variables © YAYOI KUSAMA

Muerte

“Lo que la muerte significa, sus colores y su especial belleza, la quietud de sus pisadas y la ‘nada’ después de la muerte. Ahora me encuentro en una fase en la que creo arte para el reposo de mi alma, aceptando todo esto”, asegura Kusama en la exposición del Guggenheim de Bilbao.

El trabajo de Kusama transcurre constantemente en el umbral entre la vida y la muerte. Una niñez rodeada de la efímera existencia de las plantas en el vivero familiar, la adolescencia marcada por la guerra y sus consecuencias, y especialmente la muerte de su padre y de su amigo íntimo Joseph Cornell a mediados de los años setenta, llevaron a la artista a considerar que la muerte no es el punto final, sino otra fase de la existencia que puede dar origen a una nueva. En ocasiones, en su lucha creativa y en medio de la desesperación, Kusama anhela liberarse de lo que describe como el “lánguido peso de la vida”. Sin embargo, a través de su práctica artística y literaria transforma ese deseo en una suerte de fantasía terapéutica, en una recompensa espiritual en la “solemne belleza” de la muerte y en la pérdida del ego como retorno a la eternidad.

La fuerza de la vida

Hacia 1988, el arte y la psique de Kusama experimentan un cambio importante. Con la llegada del ansiado y merecido reconocimiento público, tanto de sus exposiciones internacionales como de sus publicaciones, elogiadas en los círculos literarios de la vanguardia, el poder sanador del arte y la celebración de la vida se convierten en los temas centrales de su producción. Como afirmó en 1999, Kusama llegó a creer que su función consistía en transformar su sufrimiento a través del arte “para la sanación de toda la humanidad”. En el nuevo milenio, la artista japonesa quiere amplificar este mensaje. Por ello, las coloridas pinturas y esculturas de una de sus últimas series, Mi alma eterna (2009–) y Ruego todos los días por el amor (2021–hoy), suponen, tal vez, la culminación de este compromiso.

La exposición “Yayoi Kusama: desde 1945 hasta hoy” permanecerá abierta al público hasta el próximo 8 de octubre.