El satén nunca pasa de moda. De hecho, se halla en el podio de los tejidos clásicos ajenos a las tendencias pasajeras. Este tejido de seda y consistente enamora de entrada porque es agradable a la vista y al tacto.
Originario de China, el satén consigue su tacto gracias a las fibras que lo componen que lo hacen brillante de una cara y más mate de la otra. Su suavidad, su brillo y su elegancia lo convierten en un tejido carismático muy apropiado para los vestidos de noche, la lencería o la ropa de cama.
El satén se vuelve imprescindible ahora que las prendas lenceras han saltado a la calle para convertirse en un must de temporada. La tendencia slip dress –que desde los años 90 vuelve de forma cíclica- consiste en incorporar prendas consideradas de ropa interior, elaboradas en seda con detalles de encaje, en el vestuario exterior del día a día. Esta moda se combina con otras prendas más discretas y de distintos tejidos para amortizar el impacto. Camisones convertidos en seductores vestidos de noche, picardías de encaje combinados con blazers, camisas que emulan los tradicionales pijamas… El satén se adueña de todas estas prendas de cama que se exponen a plena luz del día y muestran sus encantos de noche.
Esta temporada, los diseñadores han sucumbido al glamour del satén con múltiples propuestas que ya se han visto a la calle. Los imitados vestidos lenceros de inspiración minimalista de Calvin Klein, los looks de las trasnochadas princesas de Saint Laurent con Hedi Slimane al frente creativo; los trajes pijama de Alexander Wang o Sonia Rykiel, y las chaquetas tipo batín de Givenchy, entre otras. Las tonalidades pastel dominan la paleta cromática: amarillo suave, verde menta, blanco roto, lavanda y rosa empolvado.
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